En todas partes es lo mismo: llega el fin de semana y las calles de la ciudad se convierten en autopistas y sus habitantes se encuentran inseguros y llaman a la policía de tránsito para que soluciones las cosas y solo pasa una cosa: nada.
Por eso en el poblado costero de Hopeman en Escocia decidieron probar con un método no tradicional y que hasta el momento ha funcionado: pararse a un lado de las calles con un chaleco y una secadora de pelo para que los motoristas crean que es un policía de tránsito con un radar para medir la velocidad.
Ojalá y todo en la vida fuera tan sencillo de resolver.
via BBC